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ADÁN JIMÉNEZ 

Cuando creo sigo una intención, una fuerza que  impulse a adentrarme en un terreno latente de ideas, imágenes, sonidos, emociones,  pensamientos en forma de palabras, metáforas, de sueños e incluso pesadillas.

La significación de algunas experiencias abren puertas para mantener su presencia, más allá del recuerdo y la memoria.

Crear requiere vitalidad. Necesito dejarme llevar por las nubes, sentir el suelo que piso, mojarme bajo la lluvia y abrazarme en el calor de un fósforo encendido. He de escuchar el flujo sanguíneo causado por mí palpitar y sentir el aire en la respiración estando dentro. Pero el mundo no es solo sensual, el sentido vendrá después. O quizá antes. No lo sé. 

 

Es necesario nutrir la creatividad, la imaginación; ensoñar. Entrar en cada puerta como uno quiera; aventurarse, sumergirse en los terrenos, escapar y regresar, pues el arte nace en el interior de uno mismo como una forma de vivir.

 

La experiencia es el cimiento de mi quehacer artístico y crear es la más grande de mis motivaciones.

ARTISTA VISUAL
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